LA HISTORIA DE KAREN (¿Y por qué buscan un pvdc?)

LA CESÁREA DE DANTE.



Siempre llevé el embarazo de Dante sanamente y con mucha alegría. A medida que mi panza crecía, se agrandaba mi amor por él y mi bienestar físico y emocional. Era como si su pequeño corazón me llenara cada día más de energía. Y así fueron pasando las semanas. Llegó la numero cuarenta y le pusieron fecha de caducidad a mi embarazo: el 4 de Octubre. Si hasta ese momento no pasaba nada, tendría una inducción con oxitocina sintética. Obviamente, en ese momento me alegré un poco, la ansiedad me estaba matando, y saber que como máximo en esa fecha iba a conocer a mi hijo me emocionaba bastante.
2 de Octubre, sábado por la noche. Ahí estábamos Dante (aún en mi panza), Eze y yo. Divirtiéndonos, de cumpleaños y disfrutando ya como familia. Creo que bailé para mis 41 +2 semanas de gestación porque al llegar a casa rompí bolsa, o al menos eso creí yo. Tal cual nos habían explicado en el bendito curso de preparto fuimos a la clínica, sin prisa pero sin pausa.
En cuanto nos atienden, nos informan de que mi bolsa estaba sana, que quizás “me había hecho pis” o había perdido el tapón (aunque yo ya lo había perdido hacía cuatro días). Fue mi primer momento de sumisión. Calladita y obediente regresé a mi casa.
Cuando llegamos, apenas me acosté tuve una contracción, pero no era como las de antes ¡Esta dolía! ¡Y mucho! Y de ahí no pararon. Me quedé acostada controlándolas, mientras Ezequiel dormía. Sabía que tenía que descansar algo, el gran momento se acercaba, pero la verdad es que me fue imposible.
A las 7 de la mañana mis contracciones ya eran cada dos minutos y muy fuertes; hacía dos horas que había entrado a ese ritmo, así que volvimos a la guardia. Por suerte me atiende otra doctora, aunque la misma cara de pocos amigos que la anterior. Me revisa y me dice: “Sí, estás en trabajo de parto activo, tenés 1 de dilatación, pero volvé a tu casa que al lunes llegás bárbaro”.
Y así pasé el domingo, caminando por casa, con visitas, e hidratándome bien, pero sin mucho hambre. A la noche ni siquiera me acosté, esa posición era muy dolorosa, así que entre duchas, caminatas y música en el celular para dejar dormir un poco a Eze (me empaché con “Tu sin mí” de Dread Mar I) llegó la mañana de la famosa inducción.
Apenas me acomodo en la habitación, viene mi partera y me coloca el suero con la oxitocina. Hoy yo me pregunto: ¿Había necesidad? ¿No era que estaba en trabajo de parto ya?. En ese momento el dolor se empieza a hacer más incontrolable. Unas tres horas más y me suministran buscapina como calmante, aunque no hizo mucho efecto; solamente me dio una sed impresionante y yo sin poder tomar agua…
Cerca de las 3 de la tarde perdí por completo el control (fue el click en que me di cuenta que no quería estar ahí), ya no sabía que hacer para apaliar el dolor más que pegarle y rasguñarlo a Ezequiel. A las 4 de la tarde ya estaba completa. Me llevan a la sala de partos en una silla de ruedas, rapidísimo iba el enfermero, y Eze corriendo al lado mío. A él le dicen que espere en la puerta que en un rato lo hacían pasar.
Una hora estuve ahí dentro, sin Eze, pujando, mal según el médico y las enfermeras, gritando y aguantando los comentarios al respecto (“si no colaborás le vas a hacer mal a tu bebé). Me pusieron una sonda porque mi vejiga estaba llena y eso hacía que Dante no baje teóricamente. Mi única compañía ahí fue la partera que no me soltó la mano ni un segundo y me daba agua cuando nadie veía.
De repente el médico sentencia: cesárea. Me dijeron que Dante no bajaba y se estaba ahogando (¿Cómo se puede ahogar un bebé que adentro del vientre materno no respira por sus propio medios?). Me hicieron firmar unos papeles y por un pasillo me llevaron al quirófano de al lado. De Ezequiel ni noticias. Mientras esperaba a que venga el anestesista mis contracciones seguían, y con el ánimo de la partera yo seguía pujando. Cuando llegó y me anestesió, la partera tuvo que irse.
Me acostaron en la camilla y ataron mis manos, pregunté para qué era eso y me dicen que puedo tener un reflejo y correr la cortina que impide el campo visual. Siento que  comienzan a cortar, siento todo, pero sin dolor. El anestesista me acariciaba la cabeza y me decía que me quede tranquila que todo estaba bien. Tironearon mucho para sacarlo a Dante, hasta que por fin salió. El obstetra lo levanta por arriba de la cortina y le corta el cordón “Epa, ¡Tiene los mismos pulmones que la madre!. Me lo acercan para que le de un beso y se lo llevan. No lo pude abrazar, no pude reaccionar. No sentí nada. Culpa solamente por no sentir nada y ganas de dormir. Creo que cuando cure la culpa por esos momentos de desconexión voy a terminar de sanar.
Me dormí, no sé cuanto tiempo, pero cuando me desperté seguía ahí, atada, con dos enfermeras que hablaban de sus cosas. Les pregunté si faltaba mucho y me prohíben hablar. En eso vino el camillero y me llevó a la habitación. Cuando me encontré con Eze estaba con los ojos llorosos y me dijo que Dante es hermoso y no se que otra cosa. Estaba medio mareada Vi mucha gente que me saludaba y me decían cosas en el pasillo.
En eso lo trajeron a Dante y con ayuda de mi mamá y mi suegra le pude dar la teta. La lactancia costó mucho. Después de esa primera mamada el gordo se durmió y lo pusieron en su cunita. Yo entre sueños veía entrar y salir gente, cuando lo único que quería era descansar junto a mi hijo y mi marido. Pero no tenía la energía suficiente para pedirlo.
Dante se quedó internado dos días en neonatología porque tenía la bilirrubina alta. Eso complicó aún más la lactancia. A mí literalmente no me salía nada de leche. Fue muy frustrante porque en neo me daban una mamadera y un sacaleches para que la llenara y yo no pude extraer ni una gota.
Cuando le dieron el alta al gordo, las cosas se fueron normalizando, pero yo comencé a tener fiebre. Así fue como a la semana siguiente me volvieron a internar para un drenaje. Tenía una gran infección en la herida. Fueron momentos muy duros, lo único que quería era estar tranquila junto a mi hijo y todo parecía complicarse.
Pudimos empezar a disfrutar de la lactancia cuando por fin, volvimos a reunirnos en casa. Y al día de hoy Dante con 14 meses sigue mamando. Esperamos seguir por mucho tiempo más, sumando al hermanito/a que viene en camino.
Sé que nunca voy a poder recuperar esos sentimientos tan preciados que perdí del nacimiento de mi hijo. Pero trato de disfrutarlo a él día a día, todo el tiempo que puedo, y las sensaciones diarias que me da, amarlo y sentirme amada, son la mejor sanación para mi herida.

Dante y Karen... Reconociéndose

Dante en sus primeras horas

¿POR QUÉ BUSCAMOS UN PVDC PARA EL NACIMIENTO DE SU HERMANITO/A?

Después del nacimiento de Dante tuve un puerperio bastante difícil. Estallaba en llanto cada vez que me quedaba sola con él y durante el primer mes no quise asomar mi nariz a la calle. Todo esto se sumaba a mi lenta recuperación de la cesárea. Era una sensación muy extraña porque si bien tenía unos sentimientos bastantes negativos, como la culpa de “no haber colaborado”, en el momento que salí de la clínica ya estaba pensando en mi siguiente embarazo. Hoy en día pienso que esa obsesión fue la única manera que encontró mi cabeza de sobreponerse al dolor de la situación. Era como esperar mi “revancha”.
Lo que sí sabía y sé es que no voy a pasar otra vez por lo mismo.
Mucho antes de quedar embarazada, comencé a devorar información sobre cesáreas y partos vaginales después de las mismas. Así me crucé con personas que sentían igual que yo y que no minimizaban mis sentimientos (como hasta el momento me había sucedido). El saber, adquirir conocimientos sobre lo que me pasó, la terapia y el apoyo y la paciencia incondicional de Ezequiel, son los pilares que me están ayudando a transitar este camino. Sé que me falta cicatrizar, pero de a poco transformé la angustia en bronca, la bronca en culpa, la culpa en aceptación, y la aceptación en ganas de ayudar a otras mujeres para que no pasen por lo mismo. O al menos eso intento.
Hoy, embarazada de 15 semanas, soy sincera conmigo misma y debo reconocer que tengo mis bajones y mis miedos, más con tanta hormona dando vuelta.
Pero hay algo de lo que no dudo: mi capacidad de gestar y parir naturalmente. Quiero sentir a mi bebé abriéndose por mi cuerpo camino hacia la vida.
Los padres siempre deseamos lo mejor para nuestro hijos, por eso nosotros optamos por un parto vaginal. Porque es nuestro derecho. Porque Dante, Ezequiel, mi hijo/a en camino y yo nos lo merecemos. Porque la naturaleza así lo quiso. Porque conocemos los riesgos de un PVDC pero también conocemos los de la cesárea. Porque queremos sumar nuestro granito de arena a esta causa y demostrar que cada día somos más las que parimos después de una, dos o más cesáreas. Demostrar que no es ninguna locura y que SE PUEDE. PODEMOS PARIR.


8 comentarios:

  1. Hermosa tu conclusion.
    Felicidades con ese embarazo y que tengas el parto que soñas!
    Fuerza!

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  2. mis mas lindos deseos para este embarazo y la llegada de el niño...claro que se puede!!!eres mujer poderosa!

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  3. Gracias chicas, es cierto somos poderosas!!

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  4. Gracias por compartir!!
    Por supuesto que vas a poder sanar la herida, siempre podemos lo que queremos! que tengas un embarazo maravilloso, preparándote para tu re-nacer!!!

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  5. me emociona leer tu historia porque tengo un bebe de 10 meses que nacio por cesarea y hasta el momento en que paso nunca se me habia cruzado por la cabeza que iba a tener una, supuestamente él no bajaba bien y me la tuvieron que hacer de urgencia, y lo que vos contas es tal cual lo que me paso y lo que senti yo. Y hoy es como que me quedo una espina en el corazon por no haberlo parido... desde que encontre este blog siento que no soy la única que tiene la necesidad de tener su proximo bebé por un parto natural!!! Felicidades y mucha suerte!!

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  6. Hola Irene, si lamentablemente somos varias las q pasamos por esta situacion, y tambien al principio me sentia una loca, por no pensar igual q mis conocidas q habian sufrido una cesarea.
    Es mas, a la mayoria se las escuchaba muy contentas!! Pero bueno, lo importante es saber q no estamos solas!!! estoy segura de q en un futuro vas a poder lograr tu parto natural, porq sabes q es lo mejor para tus hijos. Mucha fuerza y animo!!!!

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  7. Hola irene y karen me tranquiliza encontrar historias como las vuestras y saber que no es obsesion lo que me a quedado despues de la cesarea la gente no entiende porque le doy tantas vueltas a lo que me paso, me dicen que este contenta porque mi hija y yo estamos bien, claro que fisicamente estamos bien pero nadie sabe a nivel emocional lo que esta situacion puede afectar a una mujer cuando su mayor deseo es tener un hijo y alguien viene despues de 9 meses a decidir por ti lo que te conviene o no. a mi me esta costando bastante recuperarme porque siento que me arrancado una parte de mi como que no soy madre al 100%

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