LA HISTORIA DE AILÍN ( ¿ Y por qué buscan un pvdc? )

LA CESÁREA DE AMAYA.



Tuvimos un embarazo hermoso, sin molestias ni dolor, andaba de acá para allá, iba a la pileta, en el medio una mudanza, cursadas, finales, mi recibida y con una felicidad que invadía todo mi ser. Me sentía radiante, hermosa, llena de vida, y por supuesto que así era, estaba llena de luz. Desde antes de saber que estábamos embarazados, ya la esperábamos. El día que lo confirmamos fue una fiesta, como toda fiesta llena de alegría, amor y emoción. La llegada de Amaya era un regalo lleno de amor para toda la familia.
Las contracciones empezaron a la noche, calculo que a eso de las 3 de la mañana; no sentía dolor, pero sí mucha molestia, no encontraba posición cómoda, eran cada vez más seguidas y me sentía muy cansada.
Con Ser empezamos a controlarlas como nos habían enseñado en el curso de preparto, por momentos nos quedábamos dormidos y pum! Otra nos despertaba. Fueron varias horas así, en un momento le dije a Ser que descanse (pensando que nada pasaría y que debía estar descansado para trabajar) tomé el reloj despertador, el papel y la lapicera y seguí anotándolas. Al rato Ser fue a comprar facturas, que las comimos en la cama, entre risas nerviosas y emoción.
Cerca de las 10 de la mañana, muy adoctrinados por el curso de preparto, Ser me dice que ya sería buen momento para llamar a la obstetra y comentarle lo que estaba pasando, uffff, yo no quería saber nada, recuerdo que le decía que si llamábamos nos iba a querer internar y era lo último que quería en ese momento, me trató de calmar y la llamó; por supuesto ella le dijo que vayamos a lo de la “partera” (nunca la habíamos tratado como tal) para que nos monitoree y revise. Sin hacerle caso a los deseos de mi cuerpo de quedarnos tranquilos en nuestra casa, llamé a mi hermana, me dijo que me tranquilice y comience a despedirme de la panza. Así fue, me di un largo baño, acariciándola y diciéndole a Ama que prontito nos íbamos a ver, mientras Ser coordinaba el encuentro con la partera.
Tomamos un taxi, sin llevar más nada que lo puesto, cuando llegamos hizo un monitoreo y un tacto que me estremeció íntegra, dijo que había despegado la membrana o algo por el estilo y que iba a sangrar un poquito, tenía 2 cms de dilatación y que en ese MISMO momento, teníamos que internarnos… ¡Nooooooo! Estallé en llanto, sentí que me paralizaba, ninguna de las dos estábamos listas para ese gran paso, a lo que la sutil “partera” me hizo callar, riéndose y diciéndome cómo podía ser que no esté lista si ya había hecho todo el curso de preparto (dado por ella, por supuesto), como si eso me preparara emocionalmente para semejante momento, no?
Ser, amor de mi vida, por órdenes de tan amorosa mujer, tuvo que irse a casa a buscar los bolsos, ella se fue a buscar su auto para llevarnos a la clínica y yo, ahí, sola, caminando y caminando sin parar, con mi cabeza que no paraba de formular preguntas y con mi cuerpo que ya había detenido ese ritmo continuo de contracciones… me pareció una hora el tiempo que estuve sin Ser.
Llegó y partimos a la clínica. Todo el camino fue discutiendo y diciéndole cosas horribles e irreproducibles a un taxista, cada momento yo sentía que estaba más y más tensionada, esta mujer no paraba de provocar al hombre, y ya imaginaba que Ser iba a tener que ponerse en el papel de hombre defensor por las locuras de esta mujer… ay, era lo último que hubiera imaginado vivir el día de mi parto…
Llegamos, Ser tuvo que quedarse con el papelerío de la internación, yo derechito a la sala de partos a ponerme mi sexy camisón de madre a lunares. Totalmente sola, SOLA SOLA, la “partera” tomando mates con la enfermera en un cuartito de al lado, cuando estaban por ponerme el suero con oxitocina (como algo muy normal y de todos los días) nos enteramos que Ser estaba camino a IOMA porque había unos problemas de papeles, ¡ay no! La angustia invadía toda mi alma, no podía parar de pensar en Sergio, como se sentiría de mal, sabiendo que yo estaba ahí, sola y él haciéndose cargo (como siempre) de esa situación tan horrorosa, cruzando la ciudad un viernes al mediodía… mientras tanto la “partera” con mucha sutileza me comentaba que sí no se solucionaba lo de IOMA me iba a tener que ir a un hospital público porque ahí era muy caro, y ella dudaba que yo cuente con esa suma de dinero para pagar todo y además la internación. Dios mío, sentía que estaba en una película de terror, me imaginaba sacándome el camisón, poniéndome la ropa y yendo a no sé dónde a tener a mi hija…
En todo este trajín, no sé todavía cómo, pero mi mamá logró subir, me estuvo haciendo compañía mientras la “partera” y la obstetra hablaban de Tinelli y demás banalidades. Lo único que yo podía hacer era pensar en Sergio, en las ganas que mi cuerpo tenía de abrazarlo, besarlo y estar SOLO con él. Era NUESTRO momento, no podía estar pasando todo eso.
Las contracciones eran más fuertes, el dolor que sentía se centraba en la cintura, sentía deseos de caminar, de ponerme en cuclillas, de hacer la posición del gatito enojado que tanto me habían enseñado en Danza Afro, pero nada de eso estaba a mi alcanza, el llamado de Sergio decía que todo estaba bien, había sido un lindo error de la clínica y ya estaba en camino, así que ahí mismo me enchufaron la oxitocina y me pusieron una molesta sonda. Mi movilidad se había reducido a cero.
¡Al fin llegó Ser! ¡Como lo necesitaba! Necesitaba de su tranquilidad, de su paz, de su amor. Me acuerdo que me abrazó (yo no podía mover uno de mis brazos) y nos besamos, exploté en llanto, tanta angustia venía acumulando… empecé a tener mucho miedo, se lo dije, ya me había hecho tacto incontables veces, la dilatación de a poquito aumentaba pero Ama todavía estaba muy alta, no podían entender que ella todavía no había elegido nacer.
Me llevaron en una camilla, como si fuera una persona en terapia intensiva a otro piso para darme la peridural, era un lugar horrible, oscuro, frío, lleno de máquinas, y otra vez lejos de Ser…
Al ratito de volverme a la Sala de Partos, dicen que había que hacer cesárea, porque Ama estaba muy alta y no estábamos progresando, totalmente angustiada y rendida, cansada de ser manoseada dije que hagan lo que sea necesario, ¡Que tonta fui! ¿cómo pude entregarnos así? Me sentía una inútil, sentía que mi cuerpo no tenía fuerzas, estaba cansada, sentía que ni siquiera sabía como se pujaba…
Me viene a buscar otro camillero, y se vuelve a repetir el alejamiento de Ser, puf, que manera de llorar y temblar, sentía que no podía controlar mi cuerpo, creo que nunca en la vida experimenté tanto miedo y angustia. ¡Quería estar con Sergio! ¿Por qué no podían entenderme?
Llena de personas desconocidas en un quirófano tétrico, ataron mis brazos a cada lado sobre unas tablillas de madera, cual Jesucristo en la cruz… que violada me sentía, tan vulnerable, tan pobrecita, los peores sentimientos los tenía de mi persona. No paraban de llegar personas que apenas se percataban de mi presencia, me daban más anestesia y yo seguía sintiendo como intentaban entre dos personas rasurarme con una gilette para hacer el corte.
Lo último que recuerdo es una especie de máscara que ponen en mi cara.
Desperté en un pasillo de la clínica, completamente sola, como estuve desde que llegué a ese maldito lugar. A los segundos pasa una enfermera y me ve llorar, le pregunto qué había pasado, si mi hija ya había nacido, no entendía nada, me sentía totalmente drogada. Me responde que está muy bien, con su papá y ya me mandaba a un camillero.
Otra vez, llorar y llorar y llorar, ¿¿¡¡Cómo no ví a mi hija nacer!!?? ¿Quién la tuvo en brazos? ¿Qué le hicieron? ¿Cómo será? ¿Cómo estará? Ufff, cada vez la angustia era mayor…
Me bajaron a la habitación y ahí estaba Ser con los ojitos más brillantes que nunca, con una mirada que nunca le había visto, llena de felicidad, de amor, de nervios, de preguntas… ella a upa de él, como si se conocieran de hace mil años, hermosa mi amor, con unos ojos muy redondos y grandes, con una naricita que parecía de juguete y un chupete que ocupaba todos sus cachetes.
Ser me la puso encima, y nos fundimos los tres en un abrazo que hasta el día de hoy siento, apenas podía tocarla y apenas podía moverme ya que seguía con suero y sonda.
Tomó su primer teta al instante que llegué, se prendió al calostro perfectamente, esa carita tan maravillosa pegadita a mi pecho y su manito tan redondita en contacto con mi piel, ay dios, ¡que sensación más hermosa! Era MI hija, yo era MAMÁ, gracias a su existencia, ¡nos amamos tanto taaaanto!.
La cesárea no sólo dejo en mi una cicatriz horrible y muchos dolores de adherencias que ahora con mi segundo embarazo estoy sufriendo, sino que dejó la peor de las heridas, que ojala algún día podamos curar. No pude decidir cómo tener a mi hija, no pude verla en el momento que la sacaron de mi panza ya que como molestaba me habían dormido completamente, ella estuvo más de una hora esperando el encuentro con su mamá, mientras yo estaba dormida en un pasillo olvidado…
Yo NO pude PARIRLA, no pude SENTIR su nacimiento, cada vez que la miro y pienso el momento de angustia y soledad que ella sintió en su nacimiento no puedo contener las lágrimas, no haber estado ahí con ella, cuidándola, viendo que no le hagan nada innecesario… creo que nos va a llevar mucho trabajo revertir todos esos feos recuerdos.
Amaya es la LUZ de nuestra vida, nunca creímos que podíamos amar tanto, llegó para ser infinitamente amada, mimada, deseada. Aportó tanta felicidad a nuestras vidas, a la de sus abuelos, sus primos, sus tíos. Llegó para recibir taaaanto amor que tenemos. Tenemos una hija maravillosa, hermosa, buena, loca, graciosa, payasa, mimosa, y cuántas cosas más… el modo en el que nació es un hueco oscuro que tendremos que sanar y sé que vamos a lograrlo.
¡Que agradecidos al Universo estamos que nos haya elegido como padres!

Ailín y Amaya, juntas luego de su nacimiento por cesárea

¿POR QUÉ BUSCAMOS UN PVDC PARA EL NACIMIENTO DE BENJAMÍN?

Desde el nacimiento de Ama sabíamos que nuestro próximo embarazo y parto debían ser totalmente distintos, que teníamos que ser más concientes a la hora de elegir el equipo que iba a acompañarnos y que debíamos informarnos sobre la posibilidad de tener un parto vaginal y lo más natural posible para que no vuelvo a pasarnos lo mismo.

Al tiempo Benjamín nos eligió como padres y a Ama como su hermanita, empezamos una búsqueda ininterrumpida, llena de emoción, de ansiedad. Probamos con una obstetra que nos gustó pero todavía queríamos ir un poco más allá, en nosotros estaban las ganas de que nuestro parto sea en casa, fue tan fuerte lo que nos tocó vivir con el nacimiento de Ama que la idea de volver a una institución ni siquiera pasaba por nuestra cabeza.
En esta nueva búsqueda todos los caminos nos llevaban a la misma persona, seguíamos averiguando y descubrimos que atendía su consultorio ¡a dos cuadras de nuestra casa! ¿Qué otra señal esperábamos? Ni lo dudamos, tuvimos consulta con él y empezamos una serie de reuniones con su equipo y parejas en nuestra misma situación, cada vez más convencidos de nuestra decisión y todo toooodo nos indica que estamos en el camino y con las personas correctas!!!
Empezamos a leer mucho, Fernando, el obstetra, nos recomendó bibliografía y así estamos cebándonos cada vez más.
En estas búsquedas intensas, di con este blog que fue súper importante encontrar; leer testimonios de chicas que pasaron por lo mismo y lograron concretar un PVDC, para mi fue súper alentador, se me caían las lágrimas con cada relato, reviviendo el nacimiento de Ama, pero al llegar a la parte del PVDC esa angustia se convirtió en felicidad y en muchísimo aliento para sentir que nosotros también vamos a poder, que mi cuerpo está preparado y diseñado para tener un parto vaginal, la naturaleza nos modeló el cuerpo para albergar niños y nos dio la anatomía necesaria para poder parirlos, lejos de hospitales, clínicas y sitios referidos a la muerte y a las enfermedades… Nosotros también VAMOS A PODER, vamos a tener un parto vaginal después de una cesárea, SÍ, SE PUEDE, no es un imposible, sólo está en uno la búsqueda y la invocación para lograr lo que se quiere.
Desde nosotros ponemos toda nuestra intención y energía para que ello suceda, confiamos en el Universo, en las fuerzas externas y en el maravilloso equipo con el que trabajamos para que así sea, día a día vamos embelleciendo nuestro hogar para recibirlo, NECESITAMOS que así suceda.
Digámosle NO a la Violencia Obstétrica y seamos concientes de que SOMOS capaces de ELEGIR, DÓNDE, con QUIEN y COMO queremos recibir a nuestros hijos.
Mucho Amor y Luz a todas ustedes, hermosas mujeres, sintamos el Poder Femenino dentro nuestro, que no lo opaquen, Nosotras Somos Capaces, Podemos, Compartamos nuestras búsquedas, nuestros deseos, nuestros logros. Es tan maravilloso leerlas, ver que LO hicieron, que LO lograron, que se reconectaron con su poder.
Abrazos de Luz a cada una de ustedes!!!
Por si alguna es de La Plata y les interesa, el grupo con el que estamos trabajando se llama “De Parto” y realmente son hermosas personas. La llegada de Benjamín la esperamos para marzo, ojala pueda volver a escribirles contándoles nuestra hermosa experiencia!.

Amaya besando la panza de su mamá, donde crece su hermanito Benjamín

LA HISTORIA CONTINUÓ. NACIÓ BENJAMÍN.


25 de febrero de 2012, día muy húmedo, con calor, rayos muy fuertes de sol que cada vez que se escondían tras las nubes, nos sacaban suspiros. Hermosa tarde de Ronda, con bellas mujeres, compartiendo recetas, cosas ricas, lindas charlas, aprendizajes, risas, algunas con panzas bien redondas y nuestros niños jugando, algunos en la pelopincho, otros en el barro.
Volvemos a casita con Amaya, muy felices y cansadas de tanto jugar y disfrutar, se aproxima una tormenta, rayos, truenos mucha mucha agua cayendo del cielo mientras esperábamos ansiosos la llegada de los primitos de Ama, quienes se iban a quedar a dormir con nosotros.
Ser cocinó, compró los juguitos de frutas que le gustaban a los nenes y bon o bon blanco, de ese que sabe que nos gusta mucho, (también pensando en los ataques de gula que me daban por la noche, entre vuelta y vuelta en la cama).
La panza enoooorme, no recordaba haber estado así antes, hacía semanas que ya venía sintiendo que el momento se acercaba, la ansiedad era cada vez más aniquiladora, estaba muy pendiente de sentir alguna contracción u otro indicio de que Benja ya estaba por venir con nosotros.
Durante toda esa semana previa logré calmar la ansiedad, dejé de leer (me había comprado varios libros de Odent, el de Raquel Schalmann, artículos y demás…) y tuvimos algunas reuniones que nos mantuvieron entretenidos y felices… pasamos una tarde hermosa en la casa de nuestro obstetra, junto con  otras parejas y sus niños, al otro día lo vimos a Fer (el obstetra) en el consultorio y nos dijo que teníamos que estar tranquilos, que a partir del domingo (26/02) entraba en la semana 38 y de ahí podía pasar un mes más… uffffff un mes más!!!! Eso no estaba en mis planes de mujercita ansiosa. Me fui creyendo esto, y a todos los que me llamaban les decía, tranquilos, falta un mes más… tratando de tranquilizar a los demás, me tranquilicé yo.
Volviendo a la noche de la tormenta, llega el momento de acostarnos, los niños en el cuarto de juegos de Ama, se quedaron leyendo cuentitos hasta que los venció el cansancio de todo un día de juegos, y nosotros en nuestra habitación, donde colechamos con Ama, quien no lograba dormirse de la excitación que le daba saber que sus primitos estaban acá.
La noche pasó súper tranqui, un poco pendiente de mis sobris porque la tormenta era muy fuerte y no quería que tengan miedo, hasta que ví que estaban rendidos de cansancio y yo también me dormí.
Eran cerca de las 8 y media de la mañana cuando despierto y por costumbre, voy al baño a hacer pís, antés de sentarme en el inodoro siento que me cae agüita y no deja de hacerlo, me siento en el inodoro y seguía pasando… yo todavía dudaba… será que rompí bolsa (en el de Ama no rompí) porque fuerza para hacer pis no estoy haciendo y seguía cayendo agua, ¡¡¡una cantidad increíble!!!. Salgo del baño y voy toda dudosa a la habitación y Ser ya me miraba, una mezcla de cara de duda con risa, y ahí parada en la pieza seguía largando agua. Me vuelvo a acostar, y nos ponemos a mirar un programa del Gourmet, ya no podíamos volver a dormirnos, pero no queríamos levantarnos para que los niños sigan durmiendo… al rato empiezo con las contracciones, uf, ¡eso sí que eran contracciones! Venían bastante seguiditas… las paso en la cama, riendo con Ser, no cayendo en que ya había llegado el momento.
Habla con Ma. Inés (nuestra partera) y le avisa que en un ratito viene para casa, hablo con mi hermana, le pido si puede venir a buscar a los nenes y también llevarse a Ama (nuestra primera intención era que esté, pero yo no me sentía libre) mientras tanto me voy a bañar y las contracciones eran cada vez más fuertes, sentía ganas de gritar, de vocalizar, pero no quería asustar a los niños… con cada contracción cantaba el Moola Mantra, con todas mis fuerzas.
Llega Ma. Inés, los niños se van felices con mi hermana, me despido de Ama y ella se despide de Benjamín. Pongo música, elijo a Snatam Kaur para que me acompañe. Ya eran cerca de las 12 del mediodía, Ma. Inés me pide permiso para revisarme y me pregunta si quería saber cuánto había dilatado, le digo que sí, y me dice ¡¡5!! Wow, que bueno pensé, esto viene rápido.
Todo el día transcurrió con contracciones muy rítmicas, muy fuertes, cada vez más, ahí me dí cuenta que en el nacimiento de Amaya ni llegué a tener un trabajo de parto, Ser oscureció toda la casita, puso aguayos en las ventanas y el dormitorio con la persiana baja y bien oscurito, lo tomé como MI lugar, ahí decidí quedarme a lo largo del día, gritando, moviéndome, en cuclillas, en cuatro patas, abrazando el marco de la puerta, en el banquito de partos… iba y venía, del baño, me sentaba en el inodoro, me paraba, me agarraba de la puerta, gritaba, gritaba, gritaba…  Ser y Ma.Inés se turnaban para darme el Rescue, que son las flores de Bach, que me había dado la homeópata, pero no hacían más que eso, me dejaban sola, en la habitación, sin interrumpir ni alterar mi proceso.
Ser me llenó la bañera y pasé un largo rato ahí dentro, le pedí que me masajee la zona lumbar en cada contracción, era lo único que un poco me calmaba… estuve en la bañera hasta que el agua empezó a enfriarse, de ahí derechito a la habitación… Ma. Inés, hermosa, Ma. Inés, iba, mi miraba desde el silencio, me decía que llore si eso era lo que tenía ganas y yo lloraba y lloraba y lloraba, y al rato me dejaba nuevamente sola… eso era lo que yo necesitaba, estar sola, y ellos lo supieron entender muy bien.
Ser también hacía algunas visitas a mi planeta, desde su silencio me masajeaba, o me llevaba jugos de frutas que con gran esfuerzo trataba de tomarlos para ponerme más fuerte.
Las horas pasaban, yo perdí total noción, pero el tiempo iba pasando y yo seguía ahí, metida en mi oscura habitación, gritando y gritando, moviéndome, esperando a mi Benja… que maravilloso era ese sentir, sentirlo a él que estaba preparándose para salir de mi, en un momento me pareció sentir que mis huesos hicieron un ruidito y dije, ahí está! Ahí está viniendo, mi amor. Te espero Benja, pensé, acá estoy dispuesta a recibirte, todo mi cuerpo te pertenece, chiquito mio.
Seguí cambiando de posiciones, necesité subirme a la cama y quedarme semi acostada, nunca creí que esa iba a ser la posición para parir, pero así lo sentí, necesité pasar las dolorosas contracciones de ese modo, mis gritos eran cada vez más fuertes, Fer, el obstetra, ya había llegado, pero no quiso interrumpirme con su presencia, se quedó en living con Ser, tomando mate, hablando, disfrutando la espera de ese momento tan maravilloso, al escuchar los gritos le decía a Ser que ya se venía, que entre a la pieza porque ahí estaba! Y sí, entraron Ser y Ma. Inés y la cabecita de Benjamín ya estaba queriendo asomar… ¡tiene muy poco pelo! Dijo Ser, tocalo, tocalo, está ahí me dijeron, y eso hice, puse mi mano y sentí su cabecita asomar, mi Benja, ¡ahí estabas!.
Pujé y pujé, con todas mis fuerzas, los ojos bien abiertos y la boca también, mi cuerpo se partía, sentía que me quemaba, me ardía, que me prendía fuego y seguía pujando con todas mis fuerzas, entra Fer por primera vez a la habitación y ahí sale la cabecita!! Seguí seguí, me dicen, otro pujo más y su cuerpito se desliza como un pececito en agua, Ser termina de sacarlo de dentro mio y lo pone en mi pecho… wow… qué decir… nos tapan con muchas mantas y frazadas y salen de la habitación, dejándonos solos a los tres…
Pudimos Benja! Viste que íbamos a poder!? Lloramos, nos besamos los tres… nuestro sueño más querido lo habíamos terminado de cumplir.
Se asomó Fer y nos sacó una foto, a los tres, recién vueltos a nacer.
Al rato, salió la placenta, hermosa placenta que cuidaste de nuestro niño, Fer nos la mostró, le agradecimos, Ser cortó el cordón y la guardamos en el freezer, para poder darle la ceremonia y el agradecimiento que ella merece.
Que hermoso domingo que pasamos, que maravilloso nacer, que sanación que logramos a partir de tu nacimiento, Benjamín, cuánto necesitábamos hacerlo, necesité parirte, sentirte, sentirme mujer, y darte a vos un nacimiento respetado, lleno de amor, lejos de los miedos, de las enfermedades, de las tristezas, queríamos que tu nacimiento sea una fiesta, sea una celebración, queríamos y necesitábamos parirte.
Gracias Fernando y Ma. Inés, los queremos con todo nuestro corazón, nuestro agradecimiento a ustedes es infinito, no podemos expresarlo en palabras. Gracias Ser, amor mio, esposo, compañero, padre de nuestros dos hermosos hijos, gracias, nunca dudaste de que iba a lograrlo y tu acompañamiento silencioso y considerado ese domingo fue increíblemente necesario.
Gracias Amaya, hija mia, payasa de mi corazón por todo todo todo lo que nos enseñaste con tu llegada y al día de hoy, seguimos aprendiendo de vos.
Gracias Benja por dejarme parirte, por ser mi hombrecito chiquitito, con tu nacimiento sanaste una gran herida a nivel familiar, aprendimos tanto desde tu concepción, se nos abrió un nuevo mundo, donde todo lo que vemos es hermoso, gracias por darnos la oportunidad de volver a nacer.


6 comentarios:

  1. La verdad es que vengo leyendo y leyendo un montón de historias, yo tb tuve a mi hijo por cesárea, pero me sigue impresionando LO BESTIA QUE ES EL PERSONAL DE SALUD. Por qué llenar de angustias a una parturienta? Por qué llenarla de temor? Cuál es la necesidad de reírse de una situación tan desconocida como un parto?
    A mi me trataron mejor, cuando mi bebe nació bajaron la cortina me lo mostraron, después e vestirlo mi marido estaba con él atrás mío, lo vi en todo momento. No puedo entender cómo pueden ser tan animales en algunas instituciones!!! Cómo puede ser que siga siendo así!!!! BASTA DE VIOLENCIA, BASTA DE MALTRATOS E INFANTILIZACIÓN. BASTA DE "INNECESAREAS"

    Muy lindo el blog, leo todas las historias y con algunas me identifico más que con otras (por suerte) pero en todas me identifica que cuando busque mi segundo bebé tb voy por mi PVDC y eso me lo dijo mi obstetra mientras me cerraba la herida "El segundo es por parto normal, sabés?" Y hasta me lo puso en el cartón de seguimiento de peso en en embarazo :)

    Saludos!!

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  2. Se me heló la sangre leyendo tu relato.
    Yo tambien tuve cesarea pero sentí al leerte toda tu bronca, me puse en tu lugar y no puedo creer que haya gente que pueda hacer semejantes barbaridades.
    Te felicito por buscar un mejor nacimiento para tu pequeño Benjamin. Y a Amaya por enseñarte tantas cosas!
    Exitos y que tengas el parto soñado!

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  3. Gracias por compartir con todas nosotras =)

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  4. Estoy convencida de que Benjamín llegará a este mundo por la puerta grande como se merece! Tuve la oportunidad de conocer a Fernando, en el seminario de Paramana-Doula que dio Michel Odent y Liliana Lammers en capital, estuvo sentado atrás mio con su mujer y su hijo, y por los comentarios que aportó, y preguntas que hizo, pude darme cuenta de que es un profesional super respetuoso y comprometido con los partos "humanizados".
    Esperaré con ansias el relato del nacimiento de Benja!!!

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  5. Gracias a todas por sus comentarios y buenos deseos!!

    Benjamín nació el domingo en casa, en un parto respetadísimo y lleno de amor, mejor de lo que lo habíamos soñado.

    En cuanto tenga tiempo y esté en condiciones narraré la hermosa experiencia que vivimos.

    Gracias y abrazo a cada una de las que lea esto, por supuesto que ¡¡¡SÍ, PODEMOS!!!

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  6. que lindo!! bienvenido benjamin! que hermoso relato y como siempre lloro, lloro, lloro... te felicito!! bienvenido benja!!=)

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