LA HISTORIA DE VAVI

LA CESÁREA DE CARLOS

Soy mamá de Carlos de tres años y de Ignacio de uno, y eso me hace día a día la mujer más feliz del mundo. Aprendo con ellos en cada momento. Tengo a un hombre de fierro al lado mio que es mi compañero de vida y mi amigo. Carlos fue el primer bebé, ese que te llena de la energía de la maternidad tan única y bella. Fue un embarazo hermoso, con muchas expectativas y sueños; yo pensaba en un parto vaginal, yendo a pre parto, y entrevistas con la partera. Nuestra idea era que todo fuera especial. Le preguntaba a mi medico (en quien confiaba) todo lo que se puedan imaginar, incluso salió el tema de tenerlo sentada a lo que él me ponía excusas que hoy para mi son ilógicas, pero la falta de experiencia hacia que aceptara sus explicaciones. Una noche fui a ver a mi partera ya que venia despidiendo hacia días el tapón mucoso y tenia contracciones desde hacia horas, ella me hizo un tacto y me dijo que tenía 4 de dilatación, por lo que volví a casa y entre nervios y felicidad realizaba los ejercicios de pre parto. Luego comencé a notar un pequeño sangrado y eso hizo que cometiera el gran error ( presos de la inexperiencia) de llamar al médico, quién me hizo internar, y allí comenzó todo. Fui sin sangrado ya, pero él quería estar seguro. Me colocan "suero" y a los minutos comencé con hemorragia y de un momento para el para otro me llevan al quirófano, temblando de impotencia, temor y miles de cosas que hoy no se reproducir. Pensando nada mas que en ver bien a mí bebe con mi esposo llorando tras la puerta. Yo solo le dije: "anda a la sala de neonatal y esta con él, no lo dejes solo". Ya en la habitación, yo estaba esperando ver a mi bebé sin poder moverme y con una tristeza que no podía razonar, (ya que mi Carli estaba bien), pero iba mas allá. Me lo entregaron, casi no pude verlo por mi postura pero la partera me lo colocó en el pecho. Me acuerdo que gritó desde que me lo sacaron hasta el momento de la teta, que se calmo y yo sentí que él había sufrido el desprendimiento de mí, al igual que yo de él. El momento del pecho nos unió. Lo amamanté en una postura que me lastimo los pezones con los días. Esto fue a la media noche, a las horas comencé a sentir que la anestesia se iba y estábamos solos los tres, bebé, mamá y papá. El dolor empezaba a hacerse mas fuerte, y mi esposo buscando a la enfermera por todo el lugar, hasta que dormida apareció a colocar los calmantes, claro que yo ya estaba muy dolida. Y así una y otra experiencia de ese momento (enfermeras dando la mema al bebe; mi esposo solo para cambiar al bebé sin experiencia alguna), fue tan la mala atención, y la falta de respeto tan presente en ese momento soñado como maravilloso por  nosotros. No logré recuperarme fácil, ya que el dolor interno era mas fuerte que el físico y estaba sola con mi dolor, aunque estaba acompañada, pero nadie me entendía. Y así fue pasando el tiempo, pero yo seguía sin entender: ¿por qué?, inclusive con tratamiento psicológico no obtenía respuestas, pero no quería volver a ser madre para no pasar por ello otra vez...



EL PVDC DE IGNACIO.

Pero llego el día, el análisis dio positivo y con el embarazo todos los miedos resurgieron, y también la visita al mismo medico (al que no quería ir, pero era lo que había). Al principio del embarazo,  una biopsia del cuello del útero muy dolorosa y luego una pérdida hicieron que estuviera las primeras semanas en reposo absoluto, y mi nene con el papá y abuelas todo el tiempo, lo que también me lastimaba. Pero con el paso de los meses, me impuse y decidí que quería parir. El medico me decía: " y, bueno lo podemos ver a eso " igual que a un niño. Y allí fue el momento del click, encontré a una bella personita Pao, que me dio el teléfono de la doctora que cambiaría mi vida: Celsa. Ella me dijo: "¿por qué no podes parir?, ¡claro que podes!, no hay contraindicaciones, solo tenés el útero sangrante, eso no es un problema" y salí de allí tan ¡FELIZ!. Era lo que buscaba, lo único que para atender mi parto respetado con ella tenia que viajar muchos kilómetros, pero lo haría porque era lo que quería, ¡¡¡ iba a parir!!!, ¡como yo quisiera!, y no me iban a hacer episiotomía, ni me iban a colocar suero… era el paraíso, ya esperábamos ese momento con mucha EMOCIÓN. Hablé con otro ser maravilloso, la partera que me iba a acompañar: María José. Llegó el día que sublime, a la media noche comencé con las contracciones, pero esta vez estaba tranquila en mi casa, con mi esposo y María José. A los ocho centímetros de dilatación me dicen: ¨¡vamos para córdoba!¨, (teníamos hora y media de viaje), hacia muchísimo frío afuera y yo estaba en paz. Les dije que me quedaría en casa, ya no tenía miedo (me acuerdo y me vuelvo a emocionar). Finalmente llegó Celsa, y llegó Ignacio, fue ¡MARAVILLOSO!. No se que otras palabras utilizar: ÚNICO, HERMOSO, INDESCRIPTIBLE. Me senté en la cama y lo amamanté, lo pude mirar, lo pude cambiar a las horas. y FUI FELIZ, porque en el mismo momento de parir, parí también mi dolor por la cesárea anterior. Es por eso que lucho porque todas las mujeres ya sea en sus casas o establecimientos puedan contar solo la segunda parte de lo que viví y no sufran con cirugías innecesarias.



No hay comentarios:

Publicar un comentario